Salida 23/07/25
A pesar del cansancio y la fiaca, decidí irme a la montaña. El pronóstico dice que se vienen varios días de lluvia y nieve (necesario, ya que los cerros están pelados).
Entré al bosque pasadas las 11.20hs, medio tarde, pero ya aprendí hace tiempo que me lo tengo que tomar con calma, que lo que tenga que ser, será… y así me está yendo más que bien. Disfruto lo que la naturaleza tenga para ofrecerme.
Apenas caminé unos metros cuando escuché el reclamo de un Carpintero Gigante juvenil, y ahí nomás estaba él pegado al padre, reclamándole comida. La mamá, como de costumbre, unos árboles más lejos, más alta, y sin el reclamo insistente del hijo.

Luego de disfrutarlos un rato, continué la caminata hacia arriba.
Me ubiqué, y era cuestión de esperar… pasaba algún Cóndor para acá, otro para allá… yo sin desesperación ni apuro, me acosté y disfruté de estar ahí.
Después de tanto tiempo, puedo anticipar que van a hacer solo viéndolos volar, y así fue que un macho adulto decidió venir a posarse a poquitos metros mío.


Este señor andaba en pareja, a dónde iba él iba ella y viceversa, así que ella también vino, pero a diferencia de él, no me había elegido y enseguida decidió irse a otra roca mas alejada. Como buen compañero, él fue tras ella.

Y así terminó el día con ellos 2 volando hacia los dormideros y yo bajando de la montaña, y llenándome de paciencia por el inmenso tráfico para volver a casa.